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viernes, 14 de agosto de 2015



LA ALEGRIA COMO EXPRESION DE LA CAPACIDAD DE

AMAR Y DE SENTIRSE AMADO

En el mundo existen dos sentimientos: El amor y el miedo, los cuales son antagónicos, el amor por ser sinónimo de seguridad y el miedo como el sinónimo por excelencia de inseguridad. Experimentamos el miedo a través de expresiones físicas de rabia o tristeza, lo cual representa en el fondo, la expresión del desamor en nuestra vida, entendido éste en sentido amplio, es decir no circunscrito al amor de pareja.

Sentirse amado nos conecta con la vida, sencillamente porque la etimología de la palabra AMOR es no mueras (a = no, mor = morir), significa entonces que si estoy conectado con el amor que significa no mueras, estoy conectado con el vivir, no en vano la mayoría de las enfermedades terminales tienen su raíz en la sensación inconsciente del paciente de no sentirse amado y en consecuencia siendo el desamor la desconexión de la vida, nos coloca en estado de desvalimiento que representa la experiencia pura del miedo.

La experiencia del miedo desde el punto de vista físico entre muchos síntomas, tiene el de la intranquilidad o ansiedad, lo cual significa que un ser con miedo, en el entendido de que el miedo ataca cada parte de nuestro cuerpo, mantiene su sistema celular estresado, o lo que es lo mismo ansioso o intranquilo, esta sensación solo puede revertirse a través de su opuesto que es la sensación de sosiego, tranquilidad y seguridad que solo aporta el amor.

El ser que experimenta el amor, o se siente amado por todo su círculo, tiene su sistema celular en total paz, motivo por el cual solo secreta en su pequeño laboratorio ubicado en el hipotálamo encefalinas que apoyan ese estado, la más conocida de ellas es la endorfina, de la cual nos encontramos inundados cuando experimentamos alegría en nuestro cuerpo.

En razón de lo antes dicho, la sensación de amor incondicional a la que todo ser humano aspira, es la medicina de todos sus malestares físicos y del correcto funcionamiento de su punto de atracción, de atención y de enfoque, ya que un cuerpo endorfinado solo percibe imágenes alentadoras y felices y posee múltiples pensamientos que retroalimentan la felicidad.

Como quiera que el cerebro tiene un mecanismo de trabajo completamente simbólico, (funciona con imágenes y símbolos), si mis imágenes son alegres re-creo esta realidad.

Por lo tanto podemos realizar ejercicios para mejorar nuestra capacidad de amar y de sentirnos amado, lo cual habla de emisores libres y receptores abiertos, es decir como mostramos el amor y como lo captamos cuando nos es dado, todo en virtud de que somos todo lo que hemos pensado y en lo que estamos pensando nos convertiremos; no obstante requiere un esmero y un trabajo sostenido por cuanto no se produce automáticamente, hace falta que las ideas maduren en nuestro consciente para hacerse profundas y congruentes, para que la realidad nos muestre la proyección de esos pensamientos en nuestro día a día.

Pensar que las personas merecen ser y sentirse amadas, igual que nosotros merecemos amar y sentirnos amados, y que no se logra a través de un trueque, sino de un trabajo aleccionador en el que empezamos ejecutando nuestro rol de seres dispuestos a amar y en consecuencia a tolerar, entender y perdonar, solo así la retroalimentación de esa imagen nos mostrará todo aquello que por derecho merecemos.

Sentirnos amados nos libera de nuestros apegos y utilizando la plasticidad neuronal (plasticidad cerebral) podemos moldear nuestra estructura psicológica para que nos apoye y desemboque en una personalidad esculpida hacia la felicidad.

A pesar de que en algunos contextos la palabra compromiso representa oxidación o coagulación, porque comprometerse con una idea es evitar que el pensamiento evolucione o se expanda, en este contexto comprometernos con la idea de ser felices y sentirnos amados en su máxima dimensión, es la garantía de que todas nuestras decisiones deben atravesar por esta alcabala, sino va hacia donde esperamos, sencillamente no estamos obligados a dejarlo pasar.



! !La alegría y el amor inunden todo tu ser¡ ¡

viernes, 7 de agosto de 2015



LA TRISTEZA COMO EXPRESION DE MIEDO Y DESAMOR

La tristeza es un estado emocional, perfectamente natural que aparece ante una decepción o desilusión, o una situación o circunstancia difícil y que en ocasiones es detonada por una oculta sensación de rechazo, abandono o desamor. Realmente todos los sentimientos negativos incluso la tristeza, son en el fondo una expresión de miedo interior y los positivos, como por ejemplo la alegría, son la expresión de la seguridad que produce sentirse amado. 

Sin embargo el estado de dolor, perturbación o abatimiento que produce la tristeza es fuente de madurez emocional, ya que despierta el instinto de supervivencia o lucha que habita en tu interior, aunque en ocasiones cuando se hace crónico, puede enfermarte, e incluso a algunas persona puede conducirla a desear la muerte y hacerla pensar en el suicidio.

La tristeza experimentada por periodos prolongados de tiempo se transforma en ocasiones en hostilidad, hace que asumas un comportamiento reactivo en las relaciones y el diario vivir, dejas de ser una compañía agradable, y obligas a tus seres queridos a convivir contigo en una sensación de tolerancia obligatoria que deteriora su amor hacia ti, ya que nadie en este mundo se siente conscientemente cómodo con el maltrato.

Probablemente consigas relaciones viciosas o insanas en la que la incomodidad represente un patrón válido, pero que no son saludables emocionalmente hablando, y al hablar de relaciones no se trata únicamente de relaciones de pareja, sino de trabajo, de amistad, de familia en todas sus manifestaciones.

La tristeza y la rabia suelen ser amigas pues en ocasiones la primera evoluciona hacia la segunda, por eso podría afirmarse que la ira o la rabia, y la tristeza son las dos formas a través de las cuales las personas dejan aflorar sus miedos.

La tristeza a diferencia de la rabia que pareciera una posición de poder, da una sensación de debilidad y desvalimiento, lógicamente porque a pesar de que proceden algunas veces de estímulos externos similares, bioquímicamente los neuropéptidos que los informan son diferentes, y ambos son la expresión de la percepción que se maneja según la memoria asociativa que conectas frente al estimulo correspondiente.

No obstante ambas son emociones que debes trabajar para relacionarte con ellas de manera sana, es decir, para experimentarlas de manera puntual y extraer de ellas su valor terapéutico, de manera de que no se conviertan en frenadores de tu vida que alimenten de alguna manera tu infelicidad.

La tristeza desde el punto de vista físico está conectada a tu zona torácica, cercana al área del corazón y al punto de localización del timo, de hecho cuando estás tristes sientes que se te comprime el pecho. En razón de lo expresado afecta tu sistema inmunológico, ya que afecta la producción de linfocitos T, motivo por el cual en su presencia tu cuerpo se inmuno-deprime y te hace vulnerable a virus y procesos bacterianos, y al tornarse un estado permanente puede afectar también tu corazoncito y sistema respiratorio.

Entonces llegó la hora de activar decisiones inteligentes, como escoger la alegría y la felicidad como tu forma de vida, lo cual es sinónimo de escoger la salud como el estado natural de tu cuerpo.

Para lograrlo en ocasiones debes hacerle trampas al cuerpo que en estado de tristeza profunda quiere aislamiento, cama, lágrimas, provoca inapetencia, debilidad y muchas otras cosas, lo que requerirá acciones terapéuticas no conectadas con el sentir, sino con el deber ser para enviarle mensajes al cuerpo de que puede salir del foso.



Ejemplo de ello es la realización de ejercicio físico para el cual no tendremos ganas, pero que tendremos que realizar como eficaz medicina para vencer la neuroquímica inconveniente de la tristeza; observar fotografías con imágenes refrescantes, ver películas cómicas, evitar el aislamiento, consentir tu paladar, etc.